💥 Los audiovisuales animados le han dado bastante importancia al público infantil ya que son ellos quienes se han convertido en una de las más fieles y continuas audiencias.

La animación ha ido cambiando desde sus primeras manifestaciones, y los antiguos valores de los dibujos animados que se manejaban en series como “Los Picapiedra”, “Los Supersónicos”, “Marco” (también conocida como “De los Apeninos a los Andes”), entre otros, han caído en desuso. La nueva tendencia es generar programas o series enfocadas al entretenimiento, que en su gran mayoría resaltan comportamientos inadecuados y perjudiciales donde se les transmite a los niños mensajes implícitos de violencia, descalificación, odio, discriminación, humor negro, etc., los cuales implantan modelos de comportamiento que desintegran y fracturan las relaciones armónicas con la naturaleza y con los demás.

Un ejemplo que puede ilustrar esta afirmación, es la famosa serie llamada “Peppa Pig”, la cual ha sido analizada por profesionales en desarrollo psicológico, aprendizaje y educación, y se han concluido los efectos de este tipo de programas:

“…el personaje (Peppa) vive con un síndrome de superioridad, busca que sus ideas destaquen y no acepta opiniones ajenas, incluyendo las de los espectadores, a diferencia de otros populares programas infantiles que animaban a los niños a involucrarse y dar opiniones sobre lo que pasaba en la historia…Peppa Pig resultó ser egoísta…no tiene la habilidad necesaria para entender que los demás tienen necesidades, ni la capacidad de ponerse en el lugar de los demás…”[1].

La profesora Leticia Porto Pedroza, Investigadora, conferencista y Autora de los estudios: “Los Conflictos en la Animación[2], y “La socialización de la infancia a través de la Animación[3] afirma que algunas famosas películas animadas de Walt Disney/Pixar también generan  conflictos emocionales en el público infantil ya que muestran una serie de modelos sociales que le dan una gran importancia a la violencia que es presentada como diversión.

Muchos otros casos pueden ser analizados para concluir la influencia negativa que tienen una gran cantidad de programas animados en la formación ética de los niños; no obstante, en este punto es más importante la reivindicación de los dibujos animados que tienen como fin la educación al combinar el aprendizaje y el entretenimiento. En este sentido, La Pedagoga Paola Rodríguez Cuellar, Licenciada en Educación Preescolar y autora de la tesis “Los niños y la Televisión”, apoya esta moción y manifiesta el efecto negativo que puede causar la visualización de programas que no tengan un enfoque educativo en ética y valores:

“…En Colombia los medios televisivos no tienen un concepto claro de qué y cómo se les deben presentar a los niños los programas para que les sirvan de apoyo en su enseñanza y educación… Se ha detectado a través de la investigación que los valores y hábitos en los niños han cambiado, teniendo prioridades como preferir la televisión a salir a jugar, o, la aceptación de los demás no por lo que son sino por el accesorio o juguete de moda que tengan, y esto tiene una implicación muy grande a medida que van creciendo…serán personas con dificultades para relacionarse…. se pudo determinar que la televisión sin una orientación adecuada logra en los niños un bloqueo en sus emociones, en su parte cognitiva y corporal…también se pudo detectar gracias a las actividades realizadas durante las prácticas docentes, que los programas de dibujos animados pueden cumplir un papel educativo si se utiliza con este propósito, además hay que tener en cuenta que esta es una forma de conducir a los niños hacia una lectura diferente de la televisión, la cual se estaría originando en la institución educativa…”[4](Subrayado fuera de texto)

Es necesario realizar un adecuado acompañamiento del menor en todas las etapas de su vida y conocer las series o programas que ve, evitando colocarle dibujos animados para “deshacernos de él por un momento” o”entretenerlo para poder hacer nuestras cosas”, porque ya leímos las repercusiones y consecuencias comprobadas a corto, mediano y largo plazo que puede causar un audiovisual sin enfoque educativo.

Debemos buscar un entretenimiento que combine la diversión con la educación para explotar su curiosidad y creatividad, forjar su autonomía, motivarlo a crear interacciones sanas con el mundo que los rodea, logrando que la televisión, el internet,  las redes sociales y los videojuegos no reemplacen la labor de los padres ni los formadores, sino que al contrario, sirvan como herramienta educativa, especialmente en estos tiempos en los que la pandemia nos obliga a buscar recursos en la virtualidad.


Referencias:

[1] Giuseppe Landolo, psicólogo y Doctor en Desarrollo Psicológico, Aprendizaje y Educación; y Albert Bandura, profesor de Stanford y autor de la Teoría del Aprendizaje Social, 2012.

[2] Investigación realizada en la Universidad de Montemorelos, Nuevo León, 2011. Documento disponible en el link: http://www.ciec-uminho.org/documentos/ebooks/2307/pdfs/11%20Ciberinf%C3%A2ncia%20e%20Culturas%20Infantis/C%C3%B3mo%20socializan%20las%20pel%C3%ADculas%20de%20animaci%C3%B3n%20a%20los%20m%C3%A1s%20peque%C3%B1os.pdf 

[3] Investigación realizada en Universidad del Valle de México, Campus Cumbres, Monterrey, 2011. Documento disponible en el link: http://www.ciec-uminho.org/documentos/ebooks/2307/pdfs/11%20Ciberinf%C3%A2ncia%20e%20Culturas%20Infantis/C%C3%B3mo%20socializan%20las%20pel%C3%ADculas%20de%20animaci%C3%B3n%20a%20los%20m%C3%A1s%20peque%C3%B1os.pdf

[4] Los niños y la Televisión”. Trabajo de Grado para optar al Título de Licenciada en Educación, Universidad de la Sabana, Facultad de Educación. 2002. Disponible en el link: https://intellectum.unisabana.edu.co/bitstream/handle/10818/5633/128939.pdf?sequence=1&isAllowed=y